Ocaso




Recuerdo bien las hojas de los árboles bailando con el sonido de tu voz; no hay mejor recuerdo, te lo juro.
Esa tarde con tonos de otoño lo tiene todo, todo lo que se pudiera querer, 
son esas cosas tan perfectas que solo duran un segundo que se va haciendo eterno en la memoria y se repite cada vez que llueve como una película que pasa únicamente por tu mente. 
Es ese recuerdo en el que divagas por horas, viviendo a medias porque te vuelves un ser a destiempo, que esta caminando en la calle del presente y observando tu mirada en el crepúsculo del pasado, un crepúsculo que dura toda la noche de este día, que sigue viviendo en la tarde del siguiente, en el ocaso, y en la siguiente luna. Así sigo hasta darme cuenta de que ya no me hace bien abandonar tan deliberadamente el presente, hasta darme cuenta de que si estoy tan perdido en tu mirada de aquella tarde a las 6pm con esa risa que no podía evitarse,  en realidad esto no es sobre amor, ese sólo fue el medio, es algo más existencialista, ontológico, te visito en ese cubo de tiempo congelado porque en ese momento estábamos siendo sinceramente libres, con una honesta libertad capaz de forjar las mayores anarquías y sin embargo ingenua solo reía a través de nuestras risas, aunque nos hubieran dicho que moriríamos un segundo después no nos habría importado. Por eso querida, en realidad no se trata de ti, ni de nosotros, se trata sobre mi propia vida mal vivida entre un montón de cosas correctas y sueños resueltos con metas cumplidas y baratijas preciosas atesoradas, se trata de algo que sería más egoísta sino fuera porque todos estamos estancados en este mismo no-espacio en el que intentamos no ver como estamos siendo de patéticos.



Imagen relacionada

Comentarios

Entradas populares