Te has pasado buena parte de la vida leyendo. Yéndote una y otra vez del lugar al que vuelves solo cuando terminas de leer. Los libros son tu credencial de extranjería y la lectura un oficio de escapista. Abrir el libro es abrir la puerta, marcharse de uno, ser innumerable. Pasar las hojas, los ojos: traspasar los límites. Ya sabes que leer equivale a partir: fuga y rompimiento imaginarios. Hasta que llega la hora de cruzar con todo el cuerpo la frontera. La hora para la que durante años te preparó tu biblioteca. Aprender a leer es empezar a migrar. Por eso el único hogar posible es donde están tus libros para huir del país. Cualquier país. No hay remedio ni hace falta. Un lector no se despide, solo se desplaza.

-Luis Yslas



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