AM
De la serie: Diarios.
Quiero acotar antes de que lean lo que sigue la corta anécdota de que este escrito no iba a ser publicado hasta que se lo mandé a un amigo quien al leerlo a publicarlo, puedo decir que sinceramente de no ser por eso no estaría aquí expuesto.
Siempre serás mi chico del rock, aunque ya no seas el chico de mi corazón. Y nuestra relación seguirá quedando en mi memoria como una canción de Artic Monkeys, porque a eso es a lo que se parece, y creo que es a lo que siempre se parecerá, pero tranquilo, sus canciones son geniales, tu me las enseñaste.
Me enseñaste tus inseguridades sin mostrármelas de frente, pude verlas todas en cada intento tuyo por ocultarlas. Vi tu decadencia cada día, así como vi la extraña belleza que hay en ella.
Eres extraño, por eso seguramente me gustaste, me gustas aún cuando te veo, pero ahora la verte mi gusto es algo vil, podría decir que no me gustas de buena manera, nada buena para ti si quisieras tocar mis fantasías con tus dedos; encontrarías un mundo bastante bajo y torturador, de esas torturas que disfrutamos todos, pero que no por eso dejan de ser malas, porque quisiera encerrarte en el fondo oscuro de tus propios sentimientos deprimentes, donde explotarías de tanto verte a ti mismo, y te dejarías salir solo a ver mi sonrisa provocada al verte nadando millas hasta mi en una balsa que cada vez más se aleja, y te vuelves a hundir. Todo esto en mis ojos mientras bebo de mi trago y te veo, a eso me refiero. Todo puede pasar, todo puede ser una metáfora de otra cosa, y tu podrías vivir metáforas de mis pensamientos cuando te veo ebrio, o hablando, de cada momento. Es que ya creo que te conozco bastante bien, se todo eso que dejas a las personas ver, aunque no creo conocer mas de una gota de lo te escondes hasta a ti mismo, de ese líquido negro en el que fantaseo que te veo ardiendo, o hundiéndote, solo porque quisiera saber que va a pasar cuando lo veas, cuando lo toques, cuando el espejo en verdad se ponga frente a ti.
No podemos huir por siempre de nuestro reflejo.
Quiero acotar antes de que lean lo que sigue la corta anécdota de que este escrito no iba a ser publicado hasta que se lo mandé a un amigo quien al leerlo a publicarlo, puedo decir que sinceramente de no ser por eso no estaría aquí expuesto.
Siempre serás mi chico del rock, aunque ya no seas el chico de mi corazón. Y nuestra relación seguirá quedando en mi memoria como una canción de Artic Monkeys, porque a eso es a lo que se parece, y creo que es a lo que siempre se parecerá, pero tranquilo, sus canciones son geniales, tu me las enseñaste.
Me enseñaste tus inseguridades sin mostrármelas de frente, pude verlas todas en cada intento tuyo por ocultarlas. Vi tu decadencia cada día, así como vi la extraña belleza que hay en ella.
Eres extraño, por eso seguramente me gustaste, me gustas aún cuando te veo, pero ahora la verte mi gusto es algo vil, podría decir que no me gustas de buena manera, nada buena para ti si quisieras tocar mis fantasías con tus dedos; encontrarías un mundo bastante bajo y torturador, de esas torturas que disfrutamos todos, pero que no por eso dejan de ser malas, porque quisiera encerrarte en el fondo oscuro de tus propios sentimientos deprimentes, donde explotarías de tanto verte a ti mismo, y te dejarías salir solo a ver mi sonrisa provocada al verte nadando millas hasta mi en una balsa que cada vez más se aleja, y te vuelves a hundir. Todo esto en mis ojos mientras bebo de mi trago y te veo, a eso me refiero. Todo puede pasar, todo puede ser una metáfora de otra cosa, y tu podrías vivir metáforas de mis pensamientos cuando te veo ebrio, o hablando, de cada momento. Es que ya creo que te conozco bastante bien, se todo eso que dejas a las personas ver, aunque no creo conocer mas de una gota de lo te escondes hasta a ti mismo, de ese líquido negro en el que fantaseo que te veo ardiendo, o hundiéndote, solo porque quisiera saber que va a pasar cuando lo veas, cuando lo toques, cuando el espejo en verdad se ponga frente a ti.
No podemos huir por siempre de nuestro reflejo.
Comentarios
Publicar un comentario