Viernes de Música

Hoy: Música Clásica

M O Z A R T

LO DIVINO


Por: Kurt Pahlen


Un día culalquiera los dioses tienen un antojo: concentran todo lo genial, lo sublime, lo milagroso en un niño; lo elevan muy por encima de los compañeros; lo conducen por caminos misteriosos de perfección; con él expanden indecible dicha sobre generaciones y siglos. el juego es grandioso y cruel a la vez: concede pocos - ¡ay, cuán pocos!- ños de vida al elegido, entrechoca su alma con toda la miseria de la vida, lo consume en su propia llama creadora.
Treinta y cinco años vivió Mozart en nuestra tierra; treinta cinco años  que le bastaron para recorrer todos los grados  de la nada a la gloria y de la gloria a la humillación, engendrando cerca de ochocientas obras para una humanidad que apenas lo entendió, y que fueron las más perfectas en todas las formas de compocisión: óperas, sinfonías, música de cámara y música sacra, piezas  instrumentales y oratorias. No existió otro maestro de su universalidad. El gran Beethoven flaqueó en la música vocal, Shubert en laópera, Wagner no cultivó la música sinfónica...

Es superfluo suponer dónde hubiese llegado de vivir setenta y siete años, como Haydn, su modelo y amigo. Esta vida de ardorosa intensidad, cuyo símbolo es la mariposa que se prodiga y consume en el único día asoleado de su existencia, esta vida tuvo que fenecer amtes que su alma decayera en cansancio, en indiferencia.
Lo que cuenta en la vida no son los años vividos, sino los años fecundos, y Mozart tuvo treinta de éstos, sinque un solo día lo abandonara  el numen creador. Antes de los seis años de edad empezó a manar la fuente creadora de su arte, que se agotó recién con la muerte. otras vidas, las que tienen el tiempo necesario para una evolución orgánica, alternan épocas de inspiración, tensión y creación con otras de calma. descanso y ensayo; en las vidas estelares como la de Mozart, un Schubert, un Bizet, algún órgano misterioso parece presentir la muerte prematura, y da tregua al cuerpo y al espíritu hasta producir todo lo que el destino quiere por su mediación legar a la humanidad.
Wolfang Amadeo Mozart nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, una de las más pintorescas viudades del mundo, situada en los Alpes austríacos, cuya antigua historia dió origen a la mexcla de los caracteres raciales que hoy forman su ambiente, y que se derivan de las culturas germana e italiana. Su población es alegre y sus melodías tienen la claridad de los montes y la serenidad cristalina de los lagos que la rodean. De ahí una de las fuentes de la creación mozartiana: la otra se halla en el ambiente social de su época.
(...)
Mozart es el representante de la música aristocrática, del estilo galante, del rococó, acaso más que el propio Haydn. Las notas de esta manera musical evocan mansiones profusamente iluminadas, delicados jardines, salones de fiesta donde bella smujeres de rígido miriñaque bailan el minué  y la gavota. Por más lejos que aquella época nos parezca a nosotros, hombres del siglo xx, la música de Mozart nos la hace sentir profundamente. Admoramos sin límite la perfección de un estilo, el maravilloso equilibrio  entre forma y contenido. Pero aún más: de repente nos conmueve una melodía dolorosa, un canto impregnado de ternura, un soplo de divina serenidad. Es allí donde el genio se levanta por encima de su época, de todas las épocas, hacia la eternidad.
 Kurt Pahlen. Historia de la Música. 1964













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