B H
Breves Historias
«Algo puede salvarte aún : tu brazo. El salvador que siempre esperaste, buscaste, soñaste y en cada hundimiento necesitaste, ese que consciente o inconscientemente llamaste sin hallar respuesta siempre fuiste tu mismo, quizás triste o quizás feliz, esa es la verdad. Míralo desde el puto bueno, tu jamás te abandonarás, no te traicionarás, a menos que quieras, no te herirás; aunque ya lo hiciste, ya lo haz hecho, y te haz causado tanto o más dolor que el que los demás te ha hecho, tú . Y tú, también eres la salvación. Algo puede salvarte aún : tú mismo.»

-Susurró a mi oído y se fue. No sé quien fue. Queda a ustedes y a su juicio juzgar sus palabras como ciertas o falsas al conocerlas.
«Algo puede salvarte aún : tu brazo. El salvador que siempre esperaste, buscaste, soñaste y en cada hundimiento necesitaste, ese que consciente o inconscientemente llamaste sin hallar respuesta siempre fuiste tu mismo, quizás triste o quizás feliz, esa es la verdad. Míralo desde el puto bueno, tu jamás te abandonarás, no te traicionarás, a menos que quieras, no te herirás; aunque ya lo hiciste, ya lo haz hecho, y te haz causado tanto o más dolor que el que los demás te ha hecho, tú . Y tú, también eres la salvación. Algo puede salvarte aún : tú mismo.»
-Susurró a mi oído y se fue. No sé quien fue. Queda a ustedes y a su juicio juzgar sus palabras como ciertas o falsas al conocerlas.
Fin.
Un relato muy interesante =) Acabo de descubrir tu blog y me quedo por aquí =)
ResponderBorrarGracias, bienvenida.
ResponderBorrar